mercredi 8 avril 2015


Y qué podrían decirte mis ojos al respecto de mi bondad. Pero esa no es una pregunta que Ramón sabe contestar, al menos no con palabras fijas, pues no hay ninguna formula ni ningún teorema matemático listo a demostrar las capacidades personales como también los complejos mentales que uno puede llegar a tener por la circunferencia del lóbulo, de la talla de la pupila, del color de los ojos o de los garabatos rojos que se pintan en sus extremidades. Recuerda que tampoco se sabe decir gran cosa de si tiene alguna incidencia lo de que las pestañas estén grande abiertas o cerradas. Eso dicho, no des por descontado que hay ciertos elementos que se descubren gracias a los ojos: De primeras, si duermes bien, pues unos ojos rojos no indican nada bueno, luego la talla de las pupilas cambian si estás delante de alguien que te gusta física y mentalmente – también he oído decir que a las mujeres se les ponen los labios más rojos, (carcajadas). No sin olvidar que al tomar drogas el primer índice son los ojos – menos con el alcohol, la única droga que afecta al resto del cuerpo menos al ojo, o será que nunca he visto a un borracho sobrio.. o a un sobrio borracho. Luego, vi una vez por la tele que al tener deficiencia renal tus ojos se ponen amarillos. Ah claro yo también veía Doctor House, que te crees (se ríen). Pero que sí, no queda duda que le queda mucho por descubrir a la ciencia en cuanto a lo que se refiere a los ojos, por qué se suponen que son los tan susodichos espejos del alma y aún no se ha dicho nada al respecto en los libros de química, de biología o de física. Es que ni hasta Freud, te das cuenta, el que habló de la sexualidad como un elemento importante de la personalidad del hombre pero ni se adentró o ni se atrevió adentrarse a suponer lo que podían ser los ojos – pero ojo, que no somos psicólogos ni psicoanalistas.
Y aún así sigue algo habiendo ahí, metido en nuestras cabezas que nos indican que yo al verte a ti, tú, carapan, tontolava, pedazo de perro, (sonríe) sé que tu eres una buena persona y lo sé (pone su mano sobre su hombro). Y no sé decírtelo como lo sé, yo te diría que hay cosas que la ciencia sabe que yo no sé y hay cosas que yo sé que la ciencia no sabe, cosa que parece de idiotas si lo piensas bien, sin la ciencia no sabría que Plutón existe y el plutonio es un elemento pero sin mí la ciencia no sabe que eres de fiar o que ésta rubia de ahí tiene unas pintas de guarra que te pisas el cordón del zapato y te comes el techo cuatro veces y sin exagerar ¡pero macho mírala! (sonríe) Pero hombre, me estás hablando de ojos y de almas y no tienes ni la decencia de mirarle algo más que la minifalda a esta chica – pero es que es muy corta Ramón- por muy corta no le da decencia a tu discurso, y además sus ojos dicen que tampoco es tan tonta pero que está triste y que no sabe como ponerse, ahí, dentro de su cabeza (pensativos).
Quizás como la ciencia y los ojos, ¿tu qué dirías? ¿que lo deducimos de cosas que están pero que no vemos? Pero a eso Ramón tampoco sabía contestarle con palabras claras y justas, que tuvieran sentido y consistencia tal para que su boca diga más de lo que pueden decir sus ojos.

Tal vez sea así (dijo la rubia).

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