La tormenta ha empezado,
los pájaros se cansan de cantar
y el fuego se levanta a grandes fieras
sobre arboles de un bosque eterno
Torbellinos perdidos sin camino
sin valores, que cambian de acera
por la hora, hora de no saber si es hoy
un vida propicia
Lo que no hay nunca es propicio para
sentirse
a gusto consigo mismo
Los perros se van, se acerca una
guerra,
las arcas se construyen, se reservan
lagrimas,
el hombre se esconde y salen las
palabras
que dicen de él y de su lujuria
Y si acaso tiembla, el café seguirá
siendo,
sereno e inevitable café hasta que el
viento
esfume.
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